El concepto de zona tensionada de la nueva ley de derecho a la vivienda: reflexiones desde la Economía Urbana

El 24 de mayo de 2023 se aprobó la nueva Ley por el derecho a la vivienda. Esta Ley importa del derecho extranjero el controvertido concepto de las “zonas tensionadas”. Las “zonas tensionadas” son aquellas áreas que sufren “un especial riesgo de oferta insuficiente de vivienda para la población, en condiciones que la hagan asequible para su acceso en el mercado” (art. 18.1) y en las que, como consecuencia de ello, se podrán implantar una serie de medidas. Entre ellas, destacan: las limitaciones a la subida de los precios del alquiler, el aumento de la oferta de vivienda social, la mejora de la transparencia en la formación de los contratos y/o la implantación de incentivos fiscales para los arrendadores. 
Para que un área pueda ser considerado una “zona tensionada” se requiere que sea declarado como tal por la Comunidad Autónoma, siempre que cumpla con al menos uno de los siguientes requisitos: 
· Que el coste de la vivienda en el presupuesto de las familias, más los gastos y suministros básicos, supere el 30% de la renta media de los hogares. 
· Que el precio de las viviendas haya experimentado, en los últimos cinco años, un porcentaje de crecimiento acumulado de al menos tres puntos porcentuales por encima del porcentaje de crecimiento acumulado del índice de precios de consumo de la Comunidad Autónoma. 
A pesar de los esfuerzos adoptados por el legislador para dotar a estas áreas de unos criterios definidores basados en indicadores económicos, se plantean múltiples incógnitas. Concretamente, no se específica de forma precisa la extensión territorial que deben tener las “zonas tensionadas” y, como consecuencia, tampoco se define de manera adecuada el ámbito espacial que se debe emplear para medir los criterios en que se debe basar su declaración. Esto provoca que se les puedan otorgar distintas interpretaciones que, en todo caso, llevarían a resultados económicos muy diversos. 
En el seno del grupo de investigación REGIOlab, de la Universidad de Oviedo, se realizó un estudio de las implicaciones de la aplicación de este nuevo concepto en el Principado de Asturias. La particular configuración urbana de esta región, caracterizada por los fenómenos de fragmentación político-administrativa, “ciudad difusa” y despoblamiento, la convierten en un campo de experimentación idóneo para esta nueva regulación. Concretamente se realizó un ejercicio de aplicación de los criterios definidores de las “zonas tensionadas” a distintos niveles espaciales: nivel municipal y por secciones censales. Se aplicaron distintas fórmulas de cálculo alternativas y basadas en la redacción de la ley aplicadas de nuevo a diferentes niveles espaciales. Los resultados detallados de este ejercicio están disponibles en la web de REGIOlab: https://regiolab.es/observatorio-no-68/ En este enlace se puede consultar, asimismo, las fuentes estadísticas utilizadas y los procedimiento de cálculo empleados para aplicar, bajo distintos supuestos, los criterios que la ley determina para el concepto de “zona tensionada”. 
En la realización de este ejercicio hemos podido deducir múltiples conclusiones muy interesantes que creemos que contribuyen al desarrollo y posible mejora de la ley. Pero en esta entrada para este blog queremos llamar la atención sobre un aspecto que destaca especialmente: la importancia de que no esté claramente definido al ámbito espacial de aplicación de la norma. 
Hemos podido constatar que los resultados cambian de manera relevante dependiendo del nivel de desagregación espacial que se aplica. De esta manera, se ha obtenido que, si la ley se aplica por municipios, sólo 13 de los 78 municipios asturianos (16% del total que representan un porcentaje aún menor de la población) pueden ser declarados zonas tensionadas. En cambio, la aplicación de la ley a un nivel más desagregado, por secciones censales, conduce a que al menos 215 de las 878 secciones censales asturianas (el 25% que implica un porcentaje aún mayor de la población) pueden ser declaradas zonas tensionadas. Más allá de la diferencia del “espacio tensionado” bajo cada criterio de desagregación espacial destaca como dependiendo del nivel que se aplique podemos obtener un mapa muy diferente de “áreas tensionadas” en Asturias. 
Pero incluso resulta ser más relevante la decisión del nivel al que se aplican el criterio de la renta de referencia: ¿tenemos que tomar la renta media municipal o la de cada distrito censal o, por el contrario, usamos la renta media regional o metropolitana? Podemos ilustrar esta idea con el caso de Gijón, ciudad más grande del Principado. Como se puede ver en la figura adjunta el mapa de zonas tensionadas cambia significativamente dependiendo del nivel espacial al que se toma la renta media de referencia. Las discrepancias son igual de intensas en el caso de Oviedo o Avilés. Lo que bajo un criterio es “zona tensionada” deja de serlo bajo el otro y viceversa. 
En resumen, este ejercicio ilustra la importancia de la unidad espacial de análisis. Esta es una idea que los investigadores de ciencia regional conocemos muy bien: sabemos la importancia que tiene el nivel de desagregación espacial en nuestros análisis. Sin embargo, es una idea poco extendida entre los juristas. La nueva ley de vivienda nos ilustra como a la hora de regular aspectos que ocurren en el espacio hay que definir muy bien el propio ámbito de ejecución espacial.

Entrada en el blog "La riqueza de las regiones" elaborada por Enológico Alvarez, Elena Lasarte y Fernando Rubiera

La rentabilidad de la Ciencia y la innovación: impacto de las ayudas a la inversión en I+D+i en la economía asturiana

Hace décadas que la Ciencia Económica ha entendido el papel fundamental que juega la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación (I+D+i) en el crecimiento de los territorios. Desde los años 50 todos los modelos teóricos han puesto la I+D+i en el centro de la capacidad de una economía para crecer. Los trabajos empíricos han ido acumulando una evidencia contundente respecto a la relación entre el volumen de recursos que se destina a I+D+i y el crecimiento y convergencia experimentados. Sin embargo, pocas veces se ha evaluado la rentabilidad concreta -a corto, medio y largo plazo- de cada euro de inversión en I+D+i en un lugar específico. Este ha sido uno de los objetivos fundamentales de la Cátedra para el análisis de la innovación en Asturias, financiada por la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad del Principado de Asturias a través del GITPA y desarrollada por la Universidad de Oviedo a través del REGIOlab. Recientemente se ha presentado el octavo informe de esta Cátedra (disponible en la web de la Cátedra: wwww.cinnova.es) en el que se ofrece una medición precisa del impacto de las ayudas para el fomento de la inversión en I+D+i hecha en Asturias durante 2021. 
Tras compilar la información disponible en registros oficiales de la Administración Regional sobre todas las convocatorias públicas de apoyo a la I+D+i en la región en 2021 se ha podido identificar que, en dicho año Asturias, fue capaz de movilizar la nada despreciable cifra de 90 millones de euros de inversión pública en I+D+i. La Universidad de Oviedo recibió un 38% de estos fondos, el sector privado en torno al 34% y un 28% se destinó a fundaciones, centros de investigación y otras instituciones. Aplicando técnicas de análisis Input-Output se ha podido medir el impacto sobre la economía regional que han tenido estos fondos. Los resultados obtenidos son extraordinariamente interesantes. 
Cada euro invertido en I+D+i en Asturias ha generado otros 1,5 euros aproximadamente en el sistema productivo regional. Esto implica que la inversión total realizada en Asturias en 2021 ha generado un impacto final sobre la economía regional de más de 231 millones de euros. Por cada millón de euros invertidos se han creado 31 empleos, lo cual supone que de la inversión en I+D+i de Asturias en 2021 realizada a través de este programa dependen finalmente 2.805 puestos de trabajo. El efecto de los 90 millones de euros invertidos ha supuesto un incremento del Valor Añadido Bruto regional de 149 millones de euros. 
Lógicamente, los sectores que recibieron más ayudas para fomentar la I+D+i, como el sector de la Enseñanza superior o el de la I+D, han sido los más beneficiados. Sin embargo, a causa de las intensas relaciones intersectoriales y los efectos en cadena, muchos otros sectores que no recibieron ayudas para fomentar la I+D+I también se han beneficiado de forma indirecta tanto en términos de aumentos en el nivel de producción como del empleo. Además, aunque es cierto que la captación de estos fondos tiende a concentrarse en las principales ciudades de la región, donde se ubica la Universidad y la mayor parte de las empresas innovadoras o centros de investigación, los efectos multiplicadores de esta inversión tienden a distribuirse de modo más repartido a lo largo de la geografía asturiana. 
No obstante, la relevancia de la I+D+i no está solamente en sus efectos a corto plazo. Su papel fundamental ocurre en el medio y largo plazo, cuando las inversiones realizadas se convierten en progreso tecnológico, desarrollo de nuevos productos o procesos o innovación organizativa que incrementan la productividad y competitividad de las economías. Utilizando una herramienta de análisis econométrico desarrollado desde la Cátedra, hemos podido establecer una previsión del impacto que esta inversión de 2021 tendrá en la próxima década. La productividad regional crecerá de media un 0,2% anual. Durante los próximos 5 años el crecimiento será mayor, cerca del 0,3%. Después el efecto de estas innovaciones se irá reduciendo, pero manteniendo su incidencia positiva en la productividad durante toda la década. Por supuesto, estos efectos se amplificarán si el esfuerzo inversor se mantiene en los próximos años sumando los impactos año tras año. 
La conclusión es clara: la inversión I+D+i es extraordinariamente rentable. Lo es a corto plazo, al generar relevantes efectos multiplicadores a lo largo del sistema productivo, pero lo es aún más a medio y largo plazo, al incidir positivamente sobre la competitividad y productividad de la región. Por supuesto, para que esta inversión logre maximizar su impacto es necesario comprender mejor nuestra economía, entender en qué sectores económicos lograr progreso científico y tecnológico puede generar un efecto mayor, y cómo funciona la propia investigación científica, qué políticas e indicaciones concretos deben acompañar a la implementación de los fondos. Los distintos informes de la Cátedra están acumulando un valioso conocimiento específico para Asturias que se podrá ir traduciendo en políticas de I+D+i cada vez más precisas y optimizadas a nuestro entorno concreto.

Publicado en La Nueva España el 14 de mayo de 2023

Geoffrey Hewings y las enseñanzas de la Economía Regional: el valor de cooperar frente a competir

Este viernes 10 de marzo la Universidad de Oviedo distinguirá al Profesor Geoffrey Hewings, Catedrático Emérito de la Universidad de Illinois, con la figura de “Colaborador de Honor” de nuestra institución. Se trata de un reconocimiento absolutamente merecido tras más de una década de contribución intensa y desinteresada al desarrollo académico y la proyección internacional tanto de nuestro grupo de investigación, el Laboratorio de Análisis Económico Regional - REGIOlab, como de la Facultad de Economía y Empresa. La relevancia académica del Profesor Hewings unida a su extraordinaria personalidad ha hecho que acudan al acto decenas de los mejores investigadores y más reconocidos profesores del ámbito del análisis económico espacial de toda Europa. Oviedo será, una vez más gracias a Geoffrey Hewings, punto de encuentro internacional de la Economía Regional.
La Economía Regional es un campo aplicado de la Ciencia Económica. Se usan los conocimientos y técnicas habituales de la Economía para estudiar aspectos específicos del análisis espacial. Estudia así cuestiones como las causas de las desigualdades entre regiones o los efectos de las ciudades sobre el crecimiento de los territorios. Pero, como suele ocurrir con los campos aplicados, la Economía Regional ha desarrollado un marco teórico propio que contribuye de modo muy valioso al conocimiento general socioeconómico. Algunos de los avances más importantes de la Ciencia Económica proceden del ámbito de la Economía Regional. Conceptos o teorías clave para entender la economía de nuestro tiempo -como los spilovers, las externalidades asociadas a la aglomeración, los modelos de desarrollo endógeno o las dinámicas centro/periferia- se originaron para explicar procesos estudiados por la Economía Regional. 
Una de estas ideas que, habiendo nacido en el campo de la Economía Regional se está extendiendo y haciendo fuerte en toda la Ciencia Económica, es la importancia de la cooperación frente a la competencia. En su origen la corriente principal de la Economía puso el acento en la importancia que tiene la competencia para entender las dinámicas económicas. Según los economistas clásicos y neoclásicos es la competencia entre empresas la que garantiza equilibrios óptimos y es la competitividad la que impulsa el progreso y la productividad. Se describe así un mundo en feroz competencia como el ideal para garantizar la eficiencia, la productividad y el crecimiento. Esta idea de pivotarlo todo en torno a la competencia se aplica tanto a territorios, competencia entre países o regiones, como a empresas, competencia entre empresas como esencia misma de la economía de mercado, o a individuos, estructuras laborales basadas en una fuerte competencia entre trabajadores para obtener lo mejor de cada uno. De este modo el pensamiento de la Ciencia Económica iba divergiendo del de otras Ciencias Sociales, como la Antropología o la Sociología, que han ido aportando evidencias de la importancia de la cooperación en la supervivencia del ser humano o en la creación de estructuras sociales solidas. 
Ha sido en el ámbito de la Economía Regional donde la Ciencia Económica ha empezado a descubrir el papel de la cooperación, tan esencial como el de la competencia. En la Economía Regional hemos comprendido que las empresas compiten fuertemente en los mercados finales, pero mucho antes cooperan intensamente entre ellas. Colaboran para desarrollar proyectos conjuntos de innovación o para hacer frente a fuertes esfuerzos inversores. Cooperan, también, para desarrollar conjuntamente sus productos y para generar sinergias espaciales. Igualmente, los trabajadores compiten puntualmente por un ascenso, pero su cooperación continua es esencial. Solo las empresas que logran crear estructuras que facilitan la colaboración entre empleados tienen verdadero éxito. La cooperación no ocurre sólo entre empresas o trabajadores. Los procesos cooperativos entre regiones o países es incluso más relevantes. El éxito de la Unión Europea durante décadas ha estado basado en construir un proyecto de cooperación supranacional. Y, por supuesto, deben cooperar, aunque no siempre saben hacerlo, las distintas instituciones que se reparten el poder del Estado. 
La gente sabia no es la que tiene muchos conocimientos sino aquellos que saben aplicar adecuadamente sus conocimientos. Bajo este criterio Geoffrey Hewings es, sin duda, un gran sabio. Cualquier experto en Ciencia Regional entiende que el valor de la cooperación es tan relevante o más que el valor de la competencia. Pero muy pocos han aplicado esta lección a su vida diaria. Geoffrey si lo ha hecho. Su centro de investigación en Illinois, el REAL – Regional Economics Applications Laboratory, ha sido un ejemplo de colaboración científica de dimensiones globales. Por el REAL hemos pasado casi todos los investigadores de Economía Urbana y Regional del mundo. El ambiente allí construido era el ideal para cooperar. Pero la idea de Geoffrey Hewings de fomentar la cooperación le ha llevado al extremo de ayudar a crear nuevos laboratorios que apliquen la filosofía colaborativa del REAL a lo largo del mundo. REGIOlab es la reproducción del REAL en Europa. Hemos aprendido, a base de colaborar con Geoffrey, que en la cooperación está la clave del verdadero éxito, el de largo plazo. Cooperamos entre nosotros y colaboramos con investigadores invitados que vienen desde todas partes del mundo. Apoyados en esa cooperación crecemos y somos más competitivos. Geoffrey Hewings nos ha enseñado a alcanzar la competitividad como resultado usando la cooperación como medio.
Cooperar y colaborar son términos sinónimos. El viernes la Universidad de Oviedo nombra a Geoffrey Hewings “Colaborador de Honor” y no deja de ser casi poético que se haya escogido esta figura para reconocer públicamente a quien nos ha enseñado el valor de colaborar. 
Querido Geoffrey, muchas gracias.


Publicado en La Nueva España el 10 de Marzo de 2023

Análisis del efecto sede en la distribución regional de la inversión en I+D+i en España

La optimización de los procesos productivos lleva a las empresas, principalmente a las grandes compañías, a localizar en lugares diferentes las distintas fases de su actividad. Por ejemplo, es frecuente que las partes del proceso productivo más intensivas en trabajo se ubiquen en lugares con abundancia de mano de obra y/o menores costes laborales. Del mismo modo, las actividades donde el conocimiento o la creatividad juegan un papel clave se suelen localizar en grandes ciudades donde es posible aprovechar la abundancia de perfiles profesionales altamente especializados en diversos campos, así como la mayor capacidad creativa existente en estos entornos como consecuencia de las economías externas de aglomeración. Siguiendo esta lógica, el órgano de las empresas que tiende a concentrarse más intensamente en las principales metrópolis de cada país es su cabecera o sede central. 
Como consecuencia de estos procesos de optimización en la localización de las actividades de la empresa puede ocurrir que la sede central de una firma se ubique en una gran metrópoli mientras que la actividad de I+D+i de esta se desarrolle en una ciudad media de una región periférica. Esta discrepancia no es una cuestión menor: toda la actividad de la empresa se computará a efectos estadísticos en el lugar donde se ubique su sede social (coincidente con la sede central), lo que incluye la inversión en I+D+i que la misma realice. Si la discrepancia entre la localización de los centros de investigación y las sedes sociales es un fenómeno frecuente puede distorsionar de modo relevante la información estadística sobre la distribución geográfica de la I+D+i, haciendo que en algunos territorios la actividad reportada en la información oficial agregada esté sobrevalorada mientras que en otros esté infravalorada. 
Aunque se intuye que el impacto de este llamado efecto sede es relevante, dado que las estadísticas asignan la inversión en I+D+i al lugar donde se ubica la sede social de la empresa, en vez de donde se realizan las actividades de I+D+i, resulta muy difícil dar una medida concreta de su verdadera dimensión. Una de las pocas estadísticas oficiales que nos ofrece la posibilidad de dar una medida de la relevancia de este efecto sede en la distribución territorial de la I+D+i en España es el Panel de Innovación Tecnológica (PITEC) que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). El PITEC es una encuesta muy amplia diseñada para proporcionar información sobre la innovación tecnológica que realizan distintas empresas residentes en España. Mediante previa solicitud formal los investigadores pueden tener acceso a los microdatos de esta encuesta. A partir de esta información se ha podido deducir la dimensión del efecto sede en las regiones españolas. No obstante, la limitación que se tiene que asumir al usar esta base de datos es que el último año para el que se dispone de microdatos del PITEC es 2016. Todo el análisis se ve forzado, por lo tanto, a tener que trabajar con información de hace seis años. 
Con esta limitación presente, se ha constatado la existencia de un relevante efecto sede. La inversión privada en I+D+i que recogen las estadísticas oficiales agregadas de la Comunidad de Madrid presentan una notable sobrevaloración. A pesar de la relevancia de la aglomeración urbana de Barcelona, el porcentaje de inversión en I+D+i que se ejecuta a lo largo de la geografía española pero que se computa estadísticamente en Cataluña por estar ubicada en esta región la sede central de la empresa es muy inferior al que se produce en torno a la Comunidad de Madrid. En los casos de Islas Baleares, Castilla la Mancha, Islas Canarias, Castilla y León y Andalucía se produce una infravaloración en las estadísticas oficiales agregadas de inversión privada en I+D+i realmente ejecutada en las mismas cercana al 50%. Por último, se observa que regiones como el País Vasco o La Rioja muestran una infravaloración en sus estadísticas oficiales agregadas más reducida que el resto.
La figura adjunta nos muestra este efecto sede estimado desde la perspectiva de las regiones periféricas, mostrando el porcentaje de inversión que se ejecuta en cada región española pero que se computa en la Comunidad de Madrid o Cataluña por estar en estas regiones ubicada la sede social. Las Comunidades Autónomas se han ordenado de izquierda a derecha de mayor a menor infravaloración de la inversión privada en I+D+i ligada al fenómeno del efecto sede. Concretamente, se recoge en azul oscuro el porcentaje de inversión privada en I+D+i de cada región que se desvía a las estadísticas de la Comunidad de Madrid, y, en color azul claro, el que se desvía hacia Cataluña.

Publicado por Tania Fernández García y Fernando Rubiera Morollón en el Blog de la AECR "La Riqueza de las Regiones"

Innovar para crecer: reflexiones sobre la ciencia en Asturias

La inversión en Investigación, Desarrollo e innovación, la famosa I+D+i, es una de las principales fuentes generadoras de crecimiento económico y desarrollo social de los países y regiones. Por un lado, la I+D+i conduce a innovaciones en productos que hacen a las empresas más competitivas, mejora la calidad de vida de los consumidores y dinamizan los mercados. Por otro lado, genera innovaciones de proceso que permiten producir de una manera más eficiente. En muchas ocasiones, estas innovaciones de proceso resultan claves para desarrollar soluciones para enfrentarse a crisis, como la actual crisis de cambio climático. Asturias, por ejemplo, destaca en este contexto, ya que lidera a nivel mundial innovaciones ligadas a producir de una manera más responsable con el medioambiente en el entorno industrial mediante la producción de acero empleando hidrógeno verde.  Este es solo un ejemplo de cómo la inversión en ciencia permite ir asentando un modelo productivo apoyado en el conocimiento y la tecnología que posibilitará un mayor y más sostenible desarrollo económico y social. 

Es precisamente por ello que el impulso del esfuerzo inversor en I+D+i es una de las máximas prioridades de la Unión Europea desde hace décadas. Para concretar este compromiso de la Unión Europea con la ciencia y la innovación se ha fijado un objetivo sencillo de visualizar y cuantificar: lograr que la inversión en I+D+i alcance el 3% del Producto Interior Bruto (PIB) de la Unión. En España, donde la mayoría de las regiones sitúan su esfuerzo inversor en I+D+i claramente por debajo del 2% (en muchos casos, como ocurre en Asturias, por debajo del 1%), el objetivo del 3% marcado por la Unión Europea se ha convertido en una meta difícil de alcanzar. Pero la búsqueda de un porcentaje arbitrariamente establecido por el conjunto de países europeos, donde existe una elevada heterogeneidad tanto científica como económica, no debería despistarnos del que debería ser nuestro verdadero objetivo: impulsar a la ciencia incrementado, en la medida de lo posible, su financiación, pero diseñando políticas de impulso de la Investigación, el Desarrollo y la innovación con las que se logre optimizar cada euro invertido. Es decir, además de aumentar el presupuesto para ciencia en nuestra región es igualmente necesario diseñar un modelo científico propio que sea capaz de maximizar el impacto económico de la inversión en I+D+i teniendo en cuenta la realidad del tejido empresarial y del sistema científico y tecnológico de Asturias. 

Esta es la función principal que tiene asignada la Cátedra para el análisis de la innovación en Asturias, desarrollada por la Universidad de Oviedo y financiada por el GITPA (Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad). Mediante diversos análisis, que vamos convirtiendo en informes –disponibles todos ellos en la web de la Cátedra: www.cinnova.es–, buscamos promover una reflexión permanente sobre la realidad económica de Asturias y de nuestro sistema científico, tecnológico e innovador para que con ese conocimiento se vayan orientado las características que debería tener el modelo asturiano de impulso de la ciencia y la innovación. Tras un año y medio de funcionamiento vamos acumulando una serie de evidencias y conclusiones que nos permiten hacer algunas primeras recomendaciones.

Primero, debemos estar orgullosos de nuestros investigadores y expresar ese orgullo reteniendo el talento que generamos. 

A pesar de que la inversión en I+D+i en Asturias se sitúa por debajo del 1% del PIB, en el resto de los indicadores que aproximan potencial innovador observamos que nuestra región está bien o incluso muy bien situada (véase el amplio análisis comparado que se realiza en el tercer informe de la Cátedra disponible en la web antes citada). Destaca la capacidad de formación de investigadores de la región, que nos hace ser exportadores de talento científico. Tenemos que ser capaces de retener el potencial que generamos. Hay que promover programas de financiación de la investigación propios que sean estables y consistentes en el tiempo ofreciendo una carrera digna a las personas que, destacando en su campo, deciden quedarse a realizar su investigación en nuestra región. 

Segundo, hay que crear un modelo científico propio estable, consistente en el tiempo y liberado de trabas que señalice a Asturias como una región amable para la ciencia y la innovación. 

Hay dos realidades que hacen mucho daño al sistema científico español y que nada tienen que ver con la financiación. La primera es la elevada carga burocrática a la que está sometida la ciencia en España. Realmente es algo que ahoga a los centros y grupos de investigación de pequeño tamaño, que son los que precisamente abundan en Asturias. La segunda es la inconsistencia de objetivos, programas y condiciones a lo largo del tiempo. En ciertos momentos llegan recursos puntuales que luego desaparecen. Lo más dramático es la inconsistencia de las becas y contratos laborales de investigación, que dejan desamparados durante varios meses a cientos de investigadores cada año en España, simplemente por falta de coherencia en el diseño de las becas y contratos. Asturias puede afrontar estas dos realidades con ánimo reformista para señalizarse como una región amable para la ciencia pactando un modelo que sea consistente en el tiempo, trasversal a gobiernos de distinto color, y que busque destacar por su eficiencia administrativa. No es una tarea en absoluto sencilla, pero la región que aborde esto primero tendrá grandes ventajas. 

Tercero, la necesitad de combinar en Asturias lo público y lo privado. 

Hemos comprobado como, dependiendo del nivel de desarrollo de cada región, cambia el papel de lo público y lo privado (véase el cuarto informe de la Cátedra disponible en la web antes apuntada). Para Asturias el modelo ideal es aquel que sea capaz de combinar eficientemente ambas fuentes de inversión en I+D+i. Nuestro sistema científico empieza a tener potentes centros de investigación vinculados a empresas destacadas de la región. Pero, hoy por hoy, la investigación pública sigue siendo el motor de la ciencia en Asturias. Si se hace una apuesta apoyada únicamente en lo público se puede desaprovechar el potencial de la investigación privada en la región, fomentando modelo científico capaz de generar nuevos conocimientos básicos, pero poco centrado en desarrollar productos o procesos de valor económico. Sin embargo, si se confía sólo en lo privado es muy probable que los resultados, más allá de casos concretos, sean aún decepcionantes dadas las condiciones socioeconómicas actuales de la región. La clave para la realidad concreta existente en Asturias está en fomentar la colaboración público/privada mediante interrelaciones entre investigadores que están dentro del sistema público e investigadores vinculados al emergente sistema privado. Esa colaboración permitirá hacer una investigación más capaz de identificar oportunidades de negocio y necesidades concretas de las empresas asturianas. 

En definitiva, nuestro sistema científico, absolutamente capaz de generar talento, está también preparado para responder a los estímulos, generando también crecimiento económico y social para Asturias. Se necesita incrementar en la medida de lo posible el esfuerzo inversor, pero haciéndolo de modo inteligente –combinando recursos públicos y privados–, y consistente en el tiempo –afrontando las reformas que sean necesarias para hacer de Asturias un lugar amable para la ciencia–. Todo ello debería estar siempre centrado en los protagonistas de la ciencia e innovación: las/los investigadores.

Publicado en La Nueva España el 10 de abril de 2022

Gijón y el programa Next Generation de recuperación de Europa: la estrategia urbana como eslabón fundamental entre los proyectos locales y los grandes fondos europeos

El 21 de julio de 2020 los líderes europeos llegaron a un acuerdo para crear un fondo sin precedentes en la Unión que contribuyese a la reparación de los daños económicos y sociales provocados por la pandemia de coronavirus y facilitase una acelerada recuperación y modernización de las economías europeas. Durante el periodo 2021-2024 la Unión pondrá en juego la impresionante cantidad de 750 mil millones de euros articulados mediante distintos instrumentos financieros. Este gran programa de recuperación ha sido bautizado como Next Generation (para más información véase la web de la Comisión Europea: plan de recuperación para Europa).

La movilización de este volumen de recursos sin precedentes es una extraordinaria oportunidad para que, al tiempo que se facilita la reconstrucción de nuestras economías, se de un fuerte impulso a los grandes objetivos de la Unión Europea. Por esta razón se han planteado los fondos de reconstrucción Next Generation como ayudas condicionadas necesariamente vinculadas a proyectos concretos que faciliten: (i) la modernización y digitalización de nuestras sociedades, (ii) la transformación energética o (iii) el crecimiento medioambientalmente sostenible, así como (iv) una integración más justa de la mujer en la sociedad y en el mercado de trabajo. Cuando se habla de que la ayuda de la Unión será “condicionada” nos estamos refiriendo justamente a esto: no se podrán usar estos fondos en cualquier proyecto sino solamente en aquellos que estén en línea con las grandes estrategias de la Unión. 

Si vamos descendiendo, de lo macroeconómico a lo microeconómico, de las cifras agregadas a la realidad del día a día de Asturias o Gijón, nos tenemos que dar cuenta que hay que “ponerse las pilas” para identificar los proyectos que mayor impacto pueden tener en nuestra región y en nuestra ciudad para captar los fondos Next Generation y, lo que es mas importante, para usarlos inteligentemente en proyectos que nos aseguren la recuperación, primero, y, después, dar el salto a una economía moderna, verde y justa entre géneros. No hay que cometer de nuevo los errores que se cometieron con los fondos mineros. Hay que evitar caer en financiar proyectos de dudoso efecto en la competitividad de la región, o grandes obras e infraestructuras de muy costoso mantenimiento. Dejémonos de proyectos tan impactantes como inútiles y vayamos a lo que de verdad puede transformar nuestra sociedad, nuestra región y nuestras ciudades. 

Lo que se trata es que el dinero llegue a todas las empresas, emprendedores y proyectos innovadores en los que se pueda apoyar un crecimiento económico sostenible que genere empleos de calidad. Esta claro que habrá recursos para la modernización energética buscando nuevas formas de producir energía ayudando a completar el proceso de descarbonización de nuestra región. Pero eso sólo será una parte de los fondos. Para obtener el mayor volumen de recursos posibles hay que desarrollar otros proyectos mas generales que consigan integrar las piezas de sostenibilidad, digitalización y feminización. Por ejemplo, el impulso de un modelo de movilidad metropolitana sostenible que reduzca el uso del vehículo privado mediante el impulso y modernización en la gestión de una red ferroviaria medioambientalmente sostenible capaz de integrar muy eficientemente las ciudades y núcleos poblacionales del área central. O la digitalización de las zonas rurales unida a proyectos de comercialización directa (productor/consumidor) de productos locales. 

Cuando dejamos atrás las macro-cifras y nos enfrentamos a los micro-proyectos vamos entendiendo que una gran parte de los recursos europeos se canalizaran a través de proyectos de regeneración urbana. Nada de grandes obras impactantes, pero mucho de micro-proyectos locales que hagan de Gijón una ciudad moderna, digital, sostenible, feminizada y digitalizada. 

Para evitar perder recursos y, lo que aún sería peor, para que los que captemos no se usen mal, lo que debemos es tener una estrategia clara. Estrategia como región y dentro de ella una estrategia de Gijón como ciudad. ¿Cuales son los objetivos de Gijón para la próxima década? ¿Qué sectores tienen mayor proyección y potencialidad dentro de la ciudad? ¿Qué empresas o emprendedores están innovado? ¿Qué proyectos de investigación son mas relevantes para Gijón? ¿Cuáles son los retos medioambientales y energéticos de Gijón? Respondamos a estas preguntas, prioricemos proyectos conforme a una estrategia como ciudad y como región y captemos todos los fondos posibles para desarrollarlos. Ojo, 2021 esta a la vuelta de la esquina lo que implica que, además, hay que hacer toda esta reflexión muy rápido y pasar a la acción inmediata. 

Texto publicado en blog de la Sociedad Cultural Gijonesa (15 de octubre de 2020)

¿Anticipa la crisis inmobiliaria en Nueva York un nuevo modelo de ciudad post-COVID? Reflexiones sobre Urbanismo en tiempos de pandemia

El siglo XXI arrancó con el absoluto dominio económico, social y cultural de las grandes ciudades. Como recogen Glaeser, Kourtit y Nijkamp en el libro recientemente publicado Urban empires: cities as global rulers in the new urban world” (2020, Ed. Roudledge)En el siglo XXI emerge un nuevo orden económico mundial plenamente dominado por las ciudades y donde la población tiende a concentrarse radicalmente. Las grandes concentraciones urbanas se convierten así en nuevos imperios que dominan y provocan cambios constantes en una sociedad cada vez más dinámica y creativa”. A principios del 2020 nada parecía ser capaz de desafiar a este nuevo imperio urbano… hasta que nos sorprendió la pandemia del COVID

En este mismo blog, en la entrada “¿Que modelo de ciudad puede surgir tras la pandemia?” publicada en pleno confinamiento (el 13 de mayo de 2020), reflexionábamos sobre como de intenso podría ser el efecto de la crisis sanitaria sobre la configuración espacial de nuestras ciudades. El COVID atenta directamente a la esencia misma de las ciudades, transmitiéndose con mas rapidez cuanto mayor es la densidad de población y cuanto más intensa la vida social. Los elementos que antes hacían a una ciudad más eficiente, más creativa y dinámica son justamente los mismos que ahora la hacen más vulnerable. En mayo apuntábamos que el efecto de esta crisis sobre la forma de las ciudades dependería de como fuera la recuperación, esencialmente de si se producían rebrotes y la duración que finalmente tuviera una nueva normalidad bajo la que se debe limitar la vida social al tiempo que se potencia el trabajo, formación, consumo y ocio on-line. Desde la publicación de dicha entrada hemos comprobado lo difícil que resulta mantener contenida la expansión del virus y como los peores escenarios se posibles se confirman como reales (véanse varias entradas en este mismo blog, como “Impacto de la crisis turística por el COVID sobre la economía catalana”“Comercio exterior en tiempos de pandemia: regiones y PyMEs”o, entre otras, “Los impactos territoriales de la COVID19”). Meses después, cuando enfrentamos la llegada de una segunda ola, constatamos que la nueva normalidad y las restricciones a la vida social presencial operaran tiempo suficiente como para afectar permanentemente a la forma de trabajar, de consumir y de vivir y, por lo tanto, tendrá total capacidad de provocar un cambio profundo en la configuración espacial de nuestras ciudades. 

Nueva York, como líder de este emergente imperio urbano, afronta de un modo mas evidente el impacto de la pandemia. La evolución que esta experimentando el sector inmobiliario en esta ciudad es muy impactante. En tan solo unos meses más de 16 mil familias neoyorquinas han abandonado la ciudad generando un stock de más de 13 mil viviendas vacías. El precio de la vivienda en Nueva York ha caído cerca de un 25% y supera al 30% en el caso de apartamentos pequeños. Mientras, el precio de las viviendas periféricas en el estado de Nueva York o los estados próximos se ha incrementado un 150% y un 130% en este tipo de vivienda a lo largo de todo Estados Unidos. El teletrabajo se ha generalizado y muchas grandes compañías han decidido no renovar sus contratos de alquiler de edificios enteros. A modo de ilustración del cambio que ya enfrenta la ciudad puede verseeste video extraído de la emisión de un programa de la radio local y donde se recoge el testimonio de un residente habitual de la ciudad.

Es cierto que el sector inmobiliario de Nueva York es especialmente flexible y capaz de recoger los impactos con una inmediatez que resulta asombrosa desde la perspectiva de los mercados de vivienda que operan en España y en Europa. Pero lo que esta pasando ya en Nueva York nos ayuda a anticipar un fenómeno que puede llegar a ser global y que puede poner en jaque al modelo de ciudad tradicional europeo (véase el capítulo Muerte y vida de las ciudades europeas: el triunfo del modelo urbano europeo y sus crecientes amenazas” en el libro La riqueza de las regiones: aportaciones de la ciencia regional a la sociedad; Thomson Reuters, 2019). Asistimos ya, y seguramente será mas intenso en el futuro inmediato, a un proceso de desconcentración contenida. Es decir, una deslocalización de la población desde apartamentos cercanos a los centros urbanos hacía zonas residenciales dispersas de la periferia inmediata. No es previsible que la desconcentración sea absoluta (alejando en exceso las residencias habituales de los principales centros urbanos), con lo que este fenómeno previsiblemente no ayudara a repoblar la España vacía. Por el contrario, lo más probable es que observemos una tendencia a la dispersión de las ciudades con un gran crecimiento de los barrios residenciales periféricos o la presencia de viviendas en entornos naturales, pero no demasiado alejados de la gran ciudad. Las consecuencias de este modelo residencial disperso han sido ampliamente estudiadas por urbanistas y economistas. Recientemente hemos publicado una síntesis de las principales conclusiones de la literatura internacional en la revista Sustainability“Recent literature about urban sprawl: a renewed relevance of the phenomenon from the perspective of environmental sustainability

Aún esta por ver cuanto tiempo durará toda la excepcionalidad provocada por el COVID y como será la recuperación de la economía, la vida social y la propia vida urbana tras la misma. Pero la dispersión urbana era ya un problema que enfrentaban nuestras ciudades antes del COVID aunque, muy probablemente, será mucho mas intenso en el futuro inmediato. Urge seguir explorando las consecuencias del modelo residencial disperso y tenerlas en cuenta en el desarrollo de los próximos planes urbanos. Esta pandemia ha evidenciado las deficiencias de diseño de muchas viviendas y barrios. Tenemos el reto de construir ciudades más saludables. Pero hay que evitar caer en facilitar la dispersión que traería consigo negativas consecuencias medioambientales y sociales. 

Publicado en el blog de la Asociación Española de Ciencia Regional "La riqueza de las regiones"

¿Qué modelo de ciudad puede surgir tras la pandemia?

La crisis sanitaria nos ha nos ha dejado imágenes que nunca pensamos que viviríamos. Una de las mas impactantes ha sido ver las calles de la mayor parte de las ciudades del mundo completamente vacías. Los elementos que hacen más fuertes a algunas de las ciudades más dinámicas de España o del mundo son los mismos que en el contexto de esta pandemia las ha hecho especialmente vulnerables. Las ciudades más interconectadas globalmente son las que más intensamente han recibido el impacto del Covid19 (véase El Mundo “Globalización y covid19”). Las más densas, lo que habitualmente las hace más sostenibles y eficientes, son en las que la propagación ha sido mas rápida (véase El País “¿Por qué el Corona virus no esta afectando igual a California y Nueva York”). Las más activas social y culturalmente, con mayor nivel de interacción personal, son las que han propiciado una expansión del contagio mas acelerada y descontrolada (véase El Confidencial “Que la próxima pandemia nos pille con jardín”). 
¿Hasta que punto una pandemia como la que estamos viviendo puede llegar ha transformar la forma de una ciudad? ¿Qué modelo de ciudad puede verse impulsado por esta crisis sanitaria? La respuesta a estas preguntas depende mucho de lo que ocurra los próximos meses. Si transitamos con relativa facilidad hacía la recuperación de una normalidad, aunque sea nueva o ajustada, y pronto se encuentran curas o vacunas que aminoren la amenaza del virus, el efecto sobre la forma urbana será muy limitado. Pero si este transito hacía la normalidad es más lento de lo deseado o si vivimos rebrotes que fuercen a nuevos confinamientos, es posible que se provoque una transformación estructural del modo de vivir y pensar que acabe siendo capaz de afectar a la propia forma de nuestras ciudades. 
Esta crisis ha supuesto una dramática expansión de la “vida on-line”. El teletrabajo se ha expandido hasta su máxima potencialidad. Aunque, una vez que el riesgo cese se reducirá el uso de metodologías basadas en el trabajo a distancia, es seguro que muchas empresas y trabajadores han apreciado la posibilidad de reducir prespecialidad y con ello limitar la necesidad de desplazarse diariamente a un centro de trabajo común. Algo similar esta ocurriendo con la expansión del comercio electrónico, con el agravante de que muchos pequeños comercios no lograrán sobrevivir a estos meses de forzoso cierre. Incluso la tele-cultura ha experimentado una expansión que puede cambiar patrones de consumo de actividades de ocio y cultura. Todo ello reduce la necesidad de desplazarse al centro de la ciudad. Esto se une al impacto que psicológicamente han tenido para las familias el haber vivido dos meses de radical confinamiento. Durante estos días todas las familias que hayan apostado recientemente por una vivienda pequeña, aunque bien localizada respecto al centro de su ciudad sacrificando una vivienda mas amplia aunque más alejada, seguramente se ha arrepentido de su decisión. 
El gráfico adjunto (tomado del libro “Economía Urbana y Regional”, Mario Polèse y Fernando Rubiera) se resumen los aspectos clave de la decisión residencial de las familias. Entran en juego dos variables principales: tamaño de la vivienda y proximidad al centro. Si el centro de la ciudad es el lugar más dinámico social, cultural y laboralmente ambos aspectos son intercambiables entre sí. Es decir, a una familia estándar normalmente consigue la misma satisfacción tanto viviendo muy cerca del centro de su ciudad, aunque para ello tenga que sacrificar metros cuadrados de vivienda, como disponiendo de una casa muy amplia, pero para la que tenga que sacrificar distancia al centro. A lo largo de la curva de utilidad representamos el conjunto de puntos que producen una utilidad similar con combinaciones distintas de las dos variables. 
Pero, si algún elemento daña al centro y este deja de ser el lugar más deseado de la ciudad la indiferencia ente distancia al centro y tamaño de la vivienda se rompe. ¿Para que vamos a sacrificar metros cuadrados de vivienda por proximidad a un centro que ya no es un lugar tan dinámico social, cultural y económicamente? Esta crisis ha tenido el poder de vaciar nuestros centros urbanos de un sólo golpe. Ni problemas de seguridad, ni el efecto del turismo masivo, ni la contaminación han sido capaces de provocar un daño tan contundente (y global) sobre el centro de las ciudades. Afortunadamente es tan intenso como excepcional. Lo esperable es que, según la vida económica y social vuelve a su cauce, el centro recupere su relevancia. Pero el desarrollo del teletrabajo, el aumento del comercio electrónico y el previsible daño a largo plazo sobre el sector de la cultura puede hacer que el impacto no sea tan coyuntural. 
En tan solo dos meses las agencias inmobiliarias han identificado cambios en los patrones de demanda de vivienda: aumenta la presión, y los precios, sobre las viviendas independientes con jardín creciendo los precios medios en las zonas donde abunda este modelo residencial. De confirmarse esta tendencia estaríamos ante una aceleración de un proceso de dispersión urbana que no es en absoluto nuevo, pero que puede verse alimentado por esta pandemia como un pequeño fuego por un bidón de gasolina. En el capitulo “Muerte y vida de las ciudades europeas” del libro editado al amparo de este blog “La riqueza de las regiones: contribuciones de la ciencia regional a la sociedad” /editorial Tomson, 2019)analizamos en profundidad el aumento de una tendencia a la dispersión y perdida de densidad de nuestras ciudades. La ciudad dispersa es un modelo urbano ajeno, característico de las ciudades norteamericanas, que, sin embargo, se esta desarrollando con rapidez en las ciudades europeas. La crisis sanitaria puede provocar un crecimiento de este modelo en nuestras ciudades. Más que nunca apoyar el pequeño comercio, a la vida cultural urbana o a la hostelería puede ser vital para ayudar a preservar al modelo de ciudad tradicional europea. 
Por terminar en positivo, no todas las imágenes que nos ha dejado esta pandemia son malas. En el proceso de desescalada hemos visto lo agradable que puede resultar la vida en ciudades sin vehículos. Hemos disfrutado de paseos por nuestras calles sin contaminación y de la posibilidad de que las personas hagan uso de la totalidad del espacio público urbano. Si fuéramos capaces de frenar un deterioro de la vida y dinamismo comercial y social de los centros y barrios al tiempo que lográramos mantener a los coches fuera de la ciudad estaríamos construyendo ciudades mucho mejores. 

Publicado en el blog de la Asociación Española de Ciencia Regional "La riqueza de las regiones"

¿Hay modelos de ciudades mas seguras, sostenibles y libres? Reflexiones a partir de la crisis sanitaria del Covid19

Hace unas semanas escribíamos que “la sociedad asturiana está secuestrada, amedrentada y atenazada por el miedo, la incertidumbre y el escepticismo ante el presente y el futuro”. Lamentablemente, la crisis existencial ya de larga duración se ha visto agravada por la devastación sembrada por el COVID-19. Además, los efectos de la pandemia van a hacer insuficiente esperar, como en las últimas décadas, que la solución nos venga de fuera, porque la “mutualización” tiene su límite en la propia dimensión estatal, europea y global del problema. ¿Cómo queda, en este contexto inesperado, el Proyecto Asturias: Plan de Proyectos. El Área Metropolitana Central de Asturias (AMCA) en la Ciudad Región (C-R)?. Sin conocer aún los verdaderos efectos de la pandemia y su alcance en la escala local, añadimos aquí un nuevo escenario a los ya publicados, reflexionamos sobre las ventajas del hecho diferencial asturiano. 
Los modelos y las formas de conformar la “gran ciudad”, en entredicho. Las grandes urbes y las grandes áreas metropolitanas con una ciudad central dominante vienen siendo los motores económicos, pero a los inconvenientes de la falta de sostenibilidad se han sumado ahora los de la difusión de enfermedades. Veníamos señalando las ventajas de las áreas urbanas policéntricas, con repartos equilibrados de las zonas residenciales, productivas, de esparcimiento y de descongestión ante la contaminación creciente (ahora de carácter infeccioso). Asimismo, señalábamos la importancia de ordenar lo urbano sin contemplar lo no-urbano como espacio residual en expectativa de urbanización, con el inconveniente de transición que supone la difusión urbana espontánea. Además, la difusión sólo implicaría distanciamiento social si los humanos fueran capaces de vivir aislados… Entre la concentración en urbes inmensas y la dispersión del modelo anglosajón de ciudad, entre la construcción de la ciudad desde la habitación hasta el territorio pasando por vivienda, edificio, barrio y ciudad o el procedimiento inverso, hay que buscar alternativas, intermedias en la práctica. En tal sentido señalábamos las ventajas de los conjuntos urbanos policéntricos, como el asturiano (o el alemán), conformadores de ciudades-región más habitables, con menores costes derivados de los desplazamientos, con mayor accesibilidad a los centros de trabajo y los servicios de todo tipo, incluidos los corredores verdes… 
Ordenación del territorio basada en la descentralización eficiente: el modelo asturiano de áreas sanitarias. En un territorio con unas condiciones naturales y un poblamiento complejo, los servicios esenciales deben estar suficientemente cerca de los usuarios potenciales, ser accesibles en tiempos razonables, lo cual los garantiza en las áreas densamente pobladas y en las de baja densidad. Frente a la tendencia a la concentración urbana y la despoblación del medio rural (no estrictamente agrario), la configuración de la asistencia sanitaria en Asturias es considerado un ejemplo exitoso de planificación: cinco áreas sanitarias en la metropolitana central y tres en las “alas”, dibujadas en su día sobre la base de las densidades de población y la accesibilidad potencial a los equipamientos (desde los hospitales hasta los consultorios locales). Tal planteamiento contribuye a mantener el policentrismo urbano y la trama multinuclear del poblamiento histórico, más humana y sostenible desde muchos puntos de vista que el proceso de concentración en una gran ciudad que acaba desparramándose en aureolas que rebasan todo tipo de límites, desde los administrativos a los de la calidad de vida, generando estrés ambiental y social.
El modelo de metrópoli asturiana es potencialmente verde, accesible y sano. El carácter policéntrico del área metropolitana asturiana y la trama de núcleos de población medianos (villas) y pequeños (pueblos) dentro y fuera del AMCA hace innecesario recurrir a costosas operaciones urbanísticas para asegurar la calidad ambiental y/o sanitaria, como sí ocurre en las grandes urbes (cinturones de parques, eliminación o expulsión de usos indeseados, etc.). Los proyectos de movilidad para facilitar la accesibilidad tienen en ese tipo de poblamiento ventajas de partida indudables: muchos desplazamientos no requieren de asistencia motorizada o ésta es muy escasa; los servicios esenciales de proximidad están asegurados para la inmensa mayoría de la población; la red ferroviaria (aunque precisada de urgente modernización) puede ser suficiente para facilitar los desplazamientos (sólo en Gijón y Oviedo hay barrios a más de 1,5 km de su estación principal) y afrontar la transición energética con garantías. Cabría peguntarse si fomentar el transporte público no puede constituir un riesgo ante futuras pandemias: nada que ver, por ejemplo, con la densidad de uso de los trenes japoneses o los tiempos de desplazamiento en Madrid y su área metropolitana que rebasa con creces los límites de su propia comunidad autónoma y supone inversiones diarias de tiempo superiores a las dos horas… Además, completan en Asturias el panorama favorable una aceptable red de parques urbanos, así como espacios libres notables muy próximos a las urbes (Naranco, Deva, etc.).
La  metrópoli que se proyecta cuenta con capacidad logística e industrial.  Si algo ha puesto en evidencia la pandemia es la falta de capacidad de respuesta “industrial y logística” para dotarnos de los medios materiales necesarios (sanitarios y de otro tipo) ante coyunturas extremas. Y eso que Asturias parece de las comunidades menos afectadas. Las aparentes facilidades de la globalización para acceder a determinados productos nos han puesto en manos, simplificando, de los chinos y los turcos… Pero Asturias conserva una relevancia industrial que hay que poner en valor, tanto en el área metropolitana como en algunos centros industriales de las alas; en tal sentido el Proyecto Asturias venía llamando la atención sobre la capacidad de desarrollo por la presencia aún de grandes y modernas empresas industriales y por contar con dos enormes superficies pendientes de ocupar (Zalia y Bobes) que suman más de cinco millones de metros cuadrados brutos, así como diversos espacios productivos pendientes de desarrollo y otros “en reconversión”. Además, se cuenta con una capacidad logística importante, encabezada por dos puertos que previsiblemente tendrán una buena conexión ferroviaria con la Meseta cuando concluyan las obras de la Variante de Pajares y que habrá que potenciar con intercambiadores modales de perspectiva supra-regional. También se venía insistiendo en el capital humano bien formado, en buena parte en el exilio económico, al que hay que dar la oportunidad de que aproveche su capacidad de innovación para dar respuesta a los actuales y potenciales retos… Capacidad logística, industrial (y agraria) así como la humana han de formar parte de la reserva estratégica ante las crisis.
La relevancia de la diversidad de espacios y el paisaje. A diferencia de la mayoría de las conurbaciones, la estructura policéntrica reticulada del AMCA presenta ventajas para amortiguar los efectos negativos de los continuos urbanos en diferentes aspectos: contaminación, congestión de tráficos, polución, áreas preferentes o marginación de espacios, sobrecostes de equipamientos e infraestructuras, contagios, etc. Fundamentalmente, se mantienen las ventajas de ciudades medianas y pequeñas sin perder los principios de las economías de escala y  aglomeración. El factor paisaje, no sólo en términos estéticos, sino también de calidad de vida, siempre ha sido un elemento destacado en Asturias y en la propia AMCA. Una costa con una montaña muy próxima, casi un tercio del territorio formado por espacios naturales protegidos, áreas urbanas y asentamientos rurales intercalados con prados y monte, gran diversidad de patrimonio cultural… Todo un potencial para la calidad de vida y el entorno de trabajo e inversión a poner en valor. Pero también, especialmente en lo tocante al sector primario, como se venía insistiendo y como la crisis sanitaria vino a resaltar, una oportunidad para las producciones agrarias de proximidad, con garantías de calidad y sanitarias, favorecedoras de las producciones agroindustriales y del comercio también de proximidad, frente a los ostensibles riesgos de desabastecimiento o de la pérdida de clientes de un sector turístico afortunadamente todavía incipiente, por nombrar sólo un par de problemas de la dependencia del exterior sólo amigable en tiempos de bonanza.
La insistencia en la consolidación de un modelo territorial diverso y, a la vez, cohesionado y equilibrado. Desarrollo local entendido a escala regional, sobre la base de los potenciales ya señalados. Aunque excepcionalmente la posición periférica pueda habernos favorecido coyunturalmente, hay que reducir la dependencia aprovechando la proximidad a recursos y potenciales (sector primario, tejido industrial, estructura favorable del poblamiento heredado, etc.). La crisis sanitaria debe servir de oportunidad en cuanto al cambio de modelo, un modelo que tiene que incluir la previsión para gestionar las incertidumbres: flexibilidad, adaptación y humildad.  Y, para bien o para mal, aspectos como la integración o la cohesión presentan una aplicación más sencilla en áreas polinucleares como el AMCA y la C-R, pues el menor tamaño de las entidades limita la segregación social y espacial (sin guetos ni barrios exclusivos), facilita el acceso a los servicios esenciales de proximidad, permite conservar gestión local y combinarla con la metropolitana en los asuntos donde el desarrollo urbano ha desbordado los límites históricos, posibilita relaciones cotidianas más fluidas, reduce las fricciones de los movimientos pendulares trabajo-residencia-ocio…
Lo netamente urbano: el barrio, los edificios y la vivienda. Del territorio, espacio de vida y de gobierno, a la localidad, en un plano diferente de concreción hay que hablar de barrios, edificios y viviendas; viviendas que se convierten en ámbitos de confinamiento, donde se vive, se convive a veces en malas condiciones incluidas las de relación y donde parte de la población además trabaja (“tele-trabaja”), por lo que habrá que re-pensarlas pues la vivienda ya no es el lugar pensado para dormir. En este sentido, recobran actualidad las inmeuble-ville de Le Corbusier del ¡año 1922!, en lo tocante a los edificios; quizás se precise una nueva Carta de Atenas, atendiendo a sus principios básicos (códigos de comportamiento, orientaciones para los investigadores, métodos para los urbanistas, plataforma para las intervenciones concretas). Se hace preciso repensar también las dotaciones esenciales a la escala de los barrios, las ciudades pequeñas y las villas, combinando los diseños para las funciones habituales y las que puedan surgir con carácter extraordinario: se está viendo cómo hay que reconvertir polideportivos en hospitales de campaña, hay que habilitar la accesibilidad local para que sean accesibles los espacios-trinchera ante el avance del riesgo sanitario, es necesario disponer de comercio de proximidad (a pie) con suministro garantizado a los artículos básicos (producciones de proximidad, pero también reservas estratégicas de bienes esenciales); a la misma escala, la reorganización del funcionamiento tiene que estar “en cuadro”, prevista para contingencias… 
¿Un nuevo modelo de gobernanza?. De las crisis suelen surgir las oportunidades. Las crisis afloran problemas latentes. Descentralización y subsidiaridad en la gestión pública tienen la ventaja de la proximidad a la ciudadanía, pero también dificultan el posicionamiento exterior en períodos de tensión. Venimos insistiendo en la necesidad de posicionar Asturias en el contexto estatal y europeo como ciudad-región, de coordinar actuaciones y políticas, de evitar competencias interadministrativas estériles, de afrontar unidos la transición energética y la opción a fondos urbanos de la UE, etc. Incluso utilizamos el lema “Juntos somos más fuertes”. Pues bien, ahora hay que afrontar la transición sanitaria y los previsibles reajustes duros del modelo económico. La difusión urbana desbordó los límites municipales y la difusión de la infección no entiende de ellos. La estructura de cooperación metropolitana está diseñada (conferencia, consejo y órgano técnico) y hay un convenio marco para arrancar: pongamos el motor en marcha para remontar la dura pendiente que tenemos delante.
En definitiva, el debate territorial en todas sus escalas cobra nueva vigencia a raíz de la crisis y debe impregnar el debate político. Para sacar rendimiento de nuestra estructura territorial de facto hay que afrontar las dificultades de la gobernanza más allá de las miras estrechas de los municipios y de la provincia y poner en marcha el Área Metropolitana en la Ciudad-Región.

Texto publicado en La Nueva España y elaborado por: Víctor García Oviedo (arquitecto), Benjamín Méndez García (historiador y geógrafo), Jesús Menéndez Fernández (arquitecto), Ramiro Lomba Monjardín (economista), Sonia Puente Landázuri (arquitecta) y Fernando Rubiera Morollón (economista)

Obtención y análisis del mapa municipal de consumo de electricidad de las familias en España

El análisis de los factores que influyen en el consumo de electricidad de las familias atrae una creciente atención por varias razones. Por una parte, los retos que trae consigo el preocupante fenómeno cambio climático esta llevando a todos los países a buscar modos de racionalizar el consumo energético. El sistema de generación de electricidad de España sigue estando muy basado en tecnologías emisoras de CO2 de modo que, para nuestro país, es especialmente importante buscar dicha racionalización. Por otra parte, España es un país dependiente energéticamente, por lo que la racionalidad energética es relevante no solo desde la perspectiva de la sostenibilidad medioambiental sino también desde la perspectiva de la estabilidad de los saldos internacionales de nuestra economía. Además, la factura de la electricidad es un gasto relevante parta todas las familias existiendo muchas que tienen problemas para hacer frente a la misma (concepto de pobreza energética). 
En el marco del proyecto IMAJINE (http://imajine-project.eu), aprovechando el desarrollo de una metodología para la desagregación local de información disponible a escala regional, estamos construyendo bases de datos de distintos indicadores socioeconómicos a escala local para varios países europeos. Para el caso español hemos generado información por municipios de variables como la la renta, la pobreza (mediante el indicador AROPE) o distintas partidas de gasto de las familias. Los detalles metodológicos y principales resultados están disponibles en los informes disponibles en la web del proyecto IMAJINE. Una de las partidas de gastos familiares en la que hemos puesto un especial interés es la distribución municipal del consumo familiar medio anual en electricidad. Esto es lo que se recoge en el mapa que se adjunta abajo.Esta desagregación nos permite explorar los efectos de la forma urbana sobre el consumo de electricidad de las familias, objetivo final del trabajo en el que se enmarca su obtención. Pero es valiosa en si misma dado que nos da una imagen mucho mas precisa del comportamiento espacial del consumo de electricidad de las familias en España. 

Podemos ver que los municipios donde más intenso es el consumo de electricidad corresponden con las áreas más calurosas del país. Los sistemas de calefacción residencial se apoyan en un mix-energético mas amplio mientras que los sistemas de aire acondicionado son totalmente dependientes de la electricidad. De ahí que el mapa de consumo de electricidad sea muy similar a un mapa de temperaturas medias. Teniendo en cuenta que es previsible un aumento de las temperaturas en la mayor parte del país, como consecuencia del calentamiento global, es previsible que el consumo eléctrico de las familias aumente significativamente los próximos años extendiéndose las áreas de color más intenso del mapa. 
El consumo medio por municipios también nos deja ver el efecto de la España vaciada donde abundan viviendas usadas como segunda residencia que, por lo tanto, no consumen electricidad la mayor parte del año. 
Sólo usando este mapa es muy difícil identificarlo, pero con un análisis econométrico adicional hemos podido constatar que existe una significativa relación entre el consumo medio de electricidad y la forma urbana: en las ciudades donde más ha incidido el crecimiento urbano disperso (urban sprawl), a base de viviendas unifamiliares, mayor es el consumo de electricidad medio del municipio. 
Por ultimo, podemos plantear una reflexión que emana del mapa presentado. Si el vehículo eléctrico se extiende observaremos como en las ciudades más grandes, con mayor presencia de vehículos, se incrementará de modo muy intenso la demanda de electricidad de las familias. Muchas de las zonas donde más mayor es el consumo medio familiar en electricidad coinciden con algunas de las ciudades más grandes del país. En estos puntos la demanda eléctrica puede dispararse ante un incremento significativo de vehículos eléctricos. Teniendo en cuenta que nuestro sistema de generación eléctrica sigue siendo muy contamínate es obvio el coche eléctrico, de modo aislado, no es una solución para lograr una movilidad urbana sostenible. Mientras no cambie profundamente el modelo de generación de electricidad es mas efectivo construir ciudades donde la movilidad se apoye en sistemas de transporte público y se expulsen los coches de la ciudad que confiar en la menor contaminación de los vehículos eléctricos.
Publicado junto con Alberto Díaz Dapena en el blog de la AECR "La Riqueza de las Regiones"